La profesora de Comunicación Social fue clara: “Hagan un reportaje a un
miembro de su familia. Utilicen grabador para no caer en la tentación de poner
sus palabras en boca de otro. El tema es la utopía, el sueño no realizado.
Quiero que describan un proyecto imposible, algo que ellos desearon, y no pudo
ser. Así conoceremos lo que imaginan las personas, y no solamente lo que
hacen.”
Bueno, yo conseguí prestado un grabador de esos que usan los
periodistas, y me fui derecho a verlo al abuelo. No me pregunten porqué, pero
estaba segura de que él tenía sueños sin realizar. En sus tiempos trabajó como
abogado, pero ahora sólo estudia la jurisprudencia, es decir, no hace nada. Lo
encontré tumbado en su hamaca, al fondo del jardín que tiene su casa en las
afueras de la capital.
-Abuelo, vengo a hacerte un reportaje
para la escuela.
Levantó apenas el sombrero de paja que le cubría los ojos, y me miró por
la ranura de los párpados.
-¿Un reportaje sobre qué?
-Bueno, es sobre… (pensé unos
momentos, no sabía bien cómo empezar. Los sueños incumplidos son dolorosos para
mucha gente, y yo no quería molestarlo). Abuelo ¿alguna vez quisiste cambiar el
mundo?
El abuelo se levantó el ala del sombrero, y me miró fijo.
-¿Porqué me lo preguntas en pasado?
-Quiero decir, si en tu juventud
concebiste algún proyecto para cambiar la vida de la gente…
-En mi juventud, que yo recuerde, no…
-Ah… -exclamé decepcionada.
El abuelo volvió a cubrirse el rostro son su sombrero de paja. Al rato
agregó, como sin darle importancia.
-Otra cosa es si me lo preguntas en
presente.
Por unos momentos quedé desconcertada, pero enseguida me repuse.
-Okey, te lo pregunto en presente.
¿Quieres cambiar el mundo?
El abuelo se incorporó en su hamaca y acercó su rostro al mío como para
contarme un secreto.
-Tengo un plan para tornar
irreconocible Buenos Aires, cuya realización se considera hoy inminente. En el
momento en que hablamos, se hallan avanzadas las tratativas con un grupo
inversor japonés, contando además el proyecto con el apoyo de por lo menos dos
encumbrados magnates de la industria local y un ministro.
-Un momento. (Pongo en funcionamiento
el grabador) Soy toda oídos.
-La idea es combinar la máxima
eficiencia en los servicios públicos con una planificación racional del
tránsito ciudadano, para elevar el nivel de vida de la población.
-Claro. Eh… ¿cómo se logrará eso?
-Sólo exigirá un mínimo esfuerzo de
parte de los porteños, como el respeto a la ordenanza municipal que prescribe
el uso del velo árabe para los ciclistas, cuidando que éste caiga desde la nuca
hasta el guardabarros trasero, sin ocultar la chapa, o la que ordena no esperar
a los colectivos de la línea 12 sin antiparras, patas de rana y tanque de
oxígeno en condiciones.
-¿Oí bien? ¿Tanque de oxígeno?...
El abuelo ni siquiera pareció oírme, se había lanzado a exponerme su
plan con la fuerza incontenible de un torbellino.
-Se están modificando en estos
momentos los viejos colectivos Leyland instalando primorosos vitrales en las
ventanas. Asimismo, un equipo de escultores labra un altar en cada consola
(dejando libre la palanca de cambios) así como diversos temas del Apocalipsis y
coros de ángeles en los parabrisas.
-Ejem… ¿no molestarán la visual del
conductor?
-Para nada. El chofer, poseído por el
éxtasis, tendrá accesos de vista profética, además de vigilar atentamente el
tránsito.
-Entiendo…
-Espera un momento.
El abuelo se puso de pie y entró a la casa. Dos minutos después volvió
trayendo un pequeño código negro, que llevaba por título Proyecto de ley enviado al Congreso Nacional.
-Paso a leerte algunos
párrafos del proyecto. Artículo 5: En los
transportes de pasajeros pertenecientes a la línea 2, los techos tomarán por
modelo las grandes bóvedas del Renacimiento, tales como la Sixtina y la Basílica de Santa María
dei Angeli en Roma.
-¿Quieres decir que se utilizarán
reproducciones?
-Jamás. Cada autobús contendrá
frescos originales, a condición de que los artistas sigan estrictamente el
estilo y la técnica del barroco y el rococó. Incluso sería deseable que
recitaran, al pintar, estos versos de Miguel Ángel: “Yo he hecho ya un bocio en
esta fatiga /como el agua hace a los gatos en Lombardía”…
A estas alturas, no cabía en mí del asombro, pero consideré mi deber
seguir preguntando, como si fuese una periodista profesional.
-¿Qué dice tu proyecto acerca del
pasamanos?
-Es el artículo 6: Los pasamanos serán tallados como columnas
imitando el Tempietto de Bramante o la fachada de la Basílica de San Marcos en
Venecia, todo hecho a escala en talleres corporativos dirigidos por un maestro.
-Por lo que veo, el interior del
colectivo será la reproducción exacta de una iglesia.
-Así es.
-Tú me perdonarás por hacerte esta
pregunta, abuelo, pero ¿no crees que esto traería como consecuencia un
relajamiento del sentimiento religioso, al convertir los objetos sagrados en
cosas de uso corriente?
-He tomado los recaudos necesarios
para que esto no suceda. En las disposiciones complementarias a este título he
prodigado toda clase de prohibiciones, como la que figura en el inciso f de la
nota reglamentaria al artículo 8: Durante
el viaje, se guardará la compostura y el recogimiento propios de un lugar de
culto. Para oír misa habrá que esperar a que suba el sacerdote. ¡A mí no me
jorobarán!
-Hay otro problema para la
realización de tu proyecto. ¿Qué pasa con los fieles de otras religiones?
-Está contemplado en el artículo 9 y
siguientes: Para la colectividad
musulmana se habilitará un solo colectivo alfombrado, el cual tendrá interdicto
doblar por cualquier calle que no apunte a la
Meca. Los fieles del Profeta no podrán
tomar otro autobús dedicado a la religión (línea 2) so pena de considerarse
apóstatas. Otro tanto rige para los demás cultos.
-Creo haber oído que la línea 2
estará dedicada a la religión. ¿Quiere eso decir que las otras líneas también
serán modificadas?
-Exacto. La línea 12, por ejemplo,
estará dedicada a los colectivos fungoides. Acá está… artículo 11: Sobre el techo del ómnibus se verá una
auténtica cueva de hielo con estalactitas traída en un solo bloque desde la Antártida , lo más
parecida posible en su forma a la que describe Clark Ashton Smith en “Hiperbórea”.
-¿Cómo es esa cueva?
-Parece una boca de lobo. Es decir,
tiene la forma de unas fauces heladas.
-Supongo que habrás previsto la
manera de conservar el hielo sin derretirse.
-Se hará mediante una cámara
frigorífica adaptada a la forma exterior de la cueva; he conversado con
ingenieros en heladeras, quienes me han sugerido la fabricación de un freezer
ovoidal en dos partes, las cuales se montarán herméticamente sobre el bloque
helado, formándole un blindaje glacial.
-Eso será muy caro.
-¿Y qué me importa a mí?
-Claro, tú nunca diste importancia al
dinero...
-La entrada a la caverna se ubica en
el techo al final del pasillo, lo cual contribuirá a evitar los apretujones de
las seis de la tarde, por la curiosidad de la gente que irá sola hacia el fondo
a contemplar la evolución de los peces en el interior de la gruta, cuya
coloración oscilará entre el azul marino y el índigo.
-Eso se verá muy bien.
-¡Ya lo creo que sí! Valdrá la pena,
te lo aseguro.
-¡Dame más detalles, abuelo!
-Artículo 12: En verano, esta línea habilitará los colectivos-piscina con entrada por
una escotilla ubicada en el techo.
-¿Será obligatorio bañarse?
-¡Por supuesto! Será higiénico y
saludable. Redundará en un aumento de la virtud militar de la población.
-Realmente, tu proyecto me parece
fantástico. Descríbeme las otras líneas.
-(Consultando el texto)… Habrá
colectivos ahumados para la lluvia, y con sobretodo los días de invierno… los
coches de la línea 37 estarán longitudinalmente partidos en mitades que harán
recorridos inversos. (Levantó la vista y redondeó convencido) No habrá dos
modelos iguales, e incluso las características de una misma línea serán
variables.
El reportaje estaba resultando mejor de lo esperado, así que reflexioné
un poco -como lo haría una periodista de verdad- sobre la mejor manera de
continuar. Por fin di con una pregunta que me pareció muy profesional.
-Nos estamos olvidando un poco del
transporte suburbano. ¿Qué puedes decirme sobre él?
-Es el artículo 28: Los colectivos de los suburbios estarán
pintados de amarillo en la mitad delantera, para confundirse con el desierto o
los campos polvorientos de donde provienen, y negro la mitad de atrás, cuando
se alejan hacia el hollín de la ciudad.
Y si te gusta el efecto sorpresa,
deja que te lea éste:
Artículo 31. Un determinado porcentaje del transporte efectuará salidas
intempestivas, minuciosamente programadas por una computadora secreta, fuera
del recorrido de la línea, de modo que el ciudadano que tome confiadamente un
autobús para dirigirse a su trabajo, puede hallarse de repente perdido entre
desconocidas marismas. A todas las demandas de los pasajeros el conductor
invariablemente responderá con excusas preparadas de antemano por la dirección
de la empresa.
-A esto sí que no le veo sentido.
¿Dónde está la gracia?
-En ningún lado. De pronto, en medio
del campo, la máquina se para. No, no se puede seguir. Los pasajeros vendrán
obligados a retornar a pie a sus casas, pues los medios de transporte de la
zona, avisados del caso, y con la descripción pasada por radio de los
pasajeros, pasarán a su lado sin dar muestra de haber visto sus señales. De
este modo, cada viaje en ómnibus será una aventura, y ¿a quién le interesará
visitar otros países? Un viaje en avión prometerá menos peripecias, además de
ser más caro. La gente terminará por abolirlos, utilizando sus cadáveres
(butacas, fuselaje, etc.) para la construcción de nuevas sensaciones en el
transporte urbano.
(Aquí se terminó el casette. Pero no el proyecto del abuelo, que
comprendía todos los aspectos de la vida urbana. Lo que sigue es trascripción
de algunos artículos, seleccionados al azar.)
TRENES
Art. 66. Los trenes serán curvos, explicando para la vista la relatividad
einsteniana. Cada vagón tendrá un único ventanal de cristal, donde se
reflejarán los paisajes inflados por la velocidad. El vagón comedor estará
revestido de terciopelo negro decorado con aguamarinas.
EDIFICIOS PÚBLICOS
Art. 101. La reforma edilicia se llevará a cabo de acuerdo con las
siguientes prescripciones:
Inc. 1°. Demoler el Congreso. En su lugar será construido un laúd
gigante, contratando especialmente para el diseño y dirección de la obra a
arquitectos-luthiers, a fin de que al ir arrancando el viento misteriosos sones
de sus cuerdas, tape la cacofonía de las discusiones parlamentarias.
Inc. 2°. El Palacio de Obras Sanitarias será adaptado como fuente, cuya
cúpula se convertirá en el lugar de reunión de todas las cucarachas voladoras
de la ciudad, que vendrán a refrescarse con la lluvia del surtidor en forma de
géiser ubicado en lugar del pararrayos.
--------(Incisos 3 a
18 censurados)
MANTENIMIENTO
Art. 112. Las veredas y cordones serán espolvoreados naturalmente por las
pequeñas flores amarillas de los árboles porteños, lo cual les dará un
apetitoso aspecto de torta.
INTERIORES
Art. 113. (no prescriptivo) Un simposio llevado a cabo en Frankfurt
sugirió utilizar colores cálidos para las paredes que dan al sol, y tonos fríos
como el verde, para las que le son opuestas.
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Art. 136. Serán ideados nuevos formatos para diarios y revistas. Los
periódicos porteños perderán bien pronto su aspecto tradicional, adoptando
diseños cubistas. Cada página será diagramada copiando collages realizados por
Picasso y Juan Gris.
Dejé la lapicera a un lado, cansada de tanto copiar. El abuelo me miraba
con una sonrisa beatífica. Cualquiera lo tomaría por un viejito que viene de
dar de comer a las palomas en la plaza. Pero en su cabeza hervía un caos de
ideas capaces de trastornar la vida de la ciudad, si eran puestas en práctica.
-Abuelo… gracias por concederme este
reportaje.
-No tienes porqué agradecerme, niña.
Fue un placer contarte mi proyecto. Pero debo confesarte algo: ningún grupo
inversor japonés está interesado en esto, ni los magnates locales, y menos un
ministro. Lo más probable es que este librito negro siga juntando polvo en
algún estante, antes de ir a parar a la basura cuando yo muera.
-Tal vez… pero puedo decirte una
cosa: cuando yo alcance tu edad, ojalá tenga las mismas ganas de cambiar el
mundo que tú.
-Ojalá… anda, haz tu tarea, y no te
pongas sentimental.
-¡Hasta más ver, abuelo!
-¡Adío, ragazza!
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